Chelsea Grin - Self Inflicted
¡Vaya discazo que me he encontrado! Cada uno de los once temas es pura energía, una explosión que te deja sin aliento. El disco vuela, literalmente, gracias a la corta duración de las canciones, que rondan los tres minutos y medio, y a la velocidad de los ritmos que me enganchan desde el primer segundo. No hay tiempo para respiros; la intensidad no decae en ningún momento, llevándome a través de un torbellino sonoro del que no puedo escapar.
Las voces son una pasada: desde los tonos graves que estremecen hasta los agudos que me erizan la piel. La capacidad vocal es impresionante, sabiendo cómo jugar con las distintas frecuencias para generar una atmósfera que me envuelve y me sacude. Cada grito, cada susurro, tiene un impacto directo, creando una conexión visceral con la música.
Y los breakdowns... ¡brutales! Momentos de puro cataclismo sonoro que me sacuden el cuerpo y la mente. La capacidad para crear tensión y liberarla de forma tan explosiva es algo digno de admirar. Las guitarras suenan como un golpe directo al pecho, sumando una fuerza increíble a cada tema. No son solo riffs, son auténticas avalanchas que arrasan con todo a su paso, reforzando el mensaje emocional y la energía de cada composición.
Este es un disco que no solo escucho, lo siento. Un viaje sonoro que me mantiene a la orilla de la adrenalina en todo momento. Si busco algo que me desvele, que me desafíe y me haga vibrar con cada nota, este disco no puede faltar en mi lista.
Fuente: necromance.eu