El dolor nos llama a cambiar: ¡NO OLVIDEMOS!
Hoy, mientras el mundo sigue adelante, hay un dolor que no podemos simplemente dejar atrás. Cuatro niños, con sueños y vidas por delante, se han ido de manera injusta. El dolor se siente en cada rincón, en cada corazón que los recuerda. No podemos hacer de cuenta que no pasó, no podemos simplemente seguir sin reconocer el vacío que su partida deja en todos nosotros.
En estos tiempos en los que se nos pide mirar al futuro con optimismo, también debemos aprender a enfrentar lo que nos duele. No se trata de rendirse al pesimismo, sino de dar espacio al dolor, de procesarlo, de decir "esto no está bien" y, desde ahí, comenzar a sanar.
Hoy, más que nunca, necesitamos recordar que la esperanza no es solo mirar hacia adelante sin más, sino también tener la fuerza de reconocer nuestras heridas, de sanar juntos, de exigir justicia, de no olvidar. Cada vida tiene un valor inmenso y, en estos momentos, debemos alzar la voz no solo por el futuro, sino por el presente que debe ser vivido con respeto, con dignidad, con amor.
Y aunque no podemos devolverles la vida, sí podemos asegurarnos de que su memoria no se pierda en el olvido. El futuro que tanto anhelamos, el futuro lleno de felicidad y paz, solo será posible si hoy hacemos lo correcto, si hoy nos comprometemos a cambiar lo que debe ser cambiado.
La tristeza que sentimos no tiene que ser un obstáculo para el optimismo, sino una motivación para crear un futuro más justo, más humano, más solidario. ¡No olvidemos! No dejemos de luchar por un mundo donde tragedias como esta no se repitan.